Trata de personas en Chile aumentó un 1.300% en los últimos tres años
La mayoría de las víctimas son mujeres y niños inmigrantes expuestos a dinámicas de “esclavitud moderna”, según las autoridades.
La Brigada Investigadora de Trata de Personas (Britrap) de Chile reveló un dramático crecimiento del número de casos de trata de personas que pasó de 27 en 2017 a 376 en 2019.
Una cifra 13 veces mayor que ha prendido las alertas en un país que en los últimos años ha ido endureciendo sus políticas migratorias para evitar la llegada masiva de extranjeros.
Venezuela, Republica Dominicana y Cuba son, actualmente, los países de donde están llegando la mayor cantidad de migrantes por pasos no habilitados. Sin embargo en noviembre del año pasado fue desarticulada una banda que se dedicaba a reclutar a mujeres colombianas para ejercer la prostitución a través de videos en los que se les ofrecía trabajos bien remunerados.
“A ellas las engañaban y se aprovechaban de su situación vulnerable ya que no tenían redes y entraban como turistas, pero con el objetivo de ejercer la prostitución”, aseguró el jefe de la Bitrap, Giordano Lanzarini.
En el 2019 también se descubrió una red que logró ingresar ilegalmente al país a 381 chinos, a quienes les facilitaban cartas de invitación de autoridades chilenas falsificadas que permitían su llegada. Mientras que en el 2018 cayo una banda que traficaba haitianos atrayéndolos con supuestos contratos de trabajo.
Pero esos no son los únicos métodos utilizados por los traficantes para atraer a potenciales víctimas de este delito. La Policía de Investigaciones también ha identificado que los inmigrantes entran con la figura de tripulante naviero, que indica que Chile es solo un país de paso en el que abordará un barco hacia otro destino.
Aunque la mayoría de detenidos por el delito de trata de personas son chilenos, las autoridades han identificado que en todos los casos participan extranjeros que ayudan a atraer a sus connacionales con falsas promesas.
A estos modus operandi se suman quienes ingresan por pasos no habilitados, pagando a traficantes altas sumas de dinero para que los ayuden a cruzar las fronteras chilenas. Esto hace que la situación de estos inmigrantes sea más precaria ya que no pueden acceder al mercado laboral formal y sus derechos suelen estar en riesgo por estar indocumentados.
La Policía de Investigaciones calificó la trata de personas como “esclavitud moderna” al asegurar que se trata de una práctica en la que se doblega la voluntad de alguien para ponerlo a servicio de un tercero sin que tenga garantías mínimas sobre sus derechos humanos.
Endurecimiento de política migratoria
Desde el Servicio Jesuita de Migrantes (SJM), entidad dedicada a trabajar por los refugiados en Chile, se asegura que el problema radica en la dificultad para identificar cuando alguien es víctima de trata de personas.
“Es un delito que cuesta bastante poder detectar. Es preocupante el aumento porque detrás de los reportes oficiales, también hay un gran número de casos ocultos que siguen creciendo cada día y que va de la mano de la vulneración de los derechos porque la víctima muchas veces no sabe que es víctima”, señaló a la Agencia Anadolu, Constanza Salgado, miembro del departamento jurídico de la entidad.
Expertos en temas de migración en Chile coinciden en que el endurecimiento de la política migratoria por parte del gobierno de Sebastián Piñera es un factor que ha influido en el aumento de personas que intentan cruzar la frontera de forma ilegal, lo que los pone a merced de traficantes.
“El imponer visas consulares no va a impedir que las personas dejen de venir a Chile. Lo único que cambia es que las personas van a ingresar de manera irregular porque cuando alguien quiere migrar por temas económicos, lo va a hacer igual”, señaló Salgado.
Para la Clínica Jurídica de Migrantes a mayores restricciones para el ingreso de forma legal a Chile, más posibilidades hay de que los extranjeros se vuelvan objeto de trata de personas porque no tienen una opción distinta a pagar altas sumas de dinero a personas que los ayudan a cruzar la frontera clandestinamente.
“Son personas que se encuentran en situaciones de mucha precariedad en sus países de origen y que cuando llegan a Chile y se dan cuenta de que las condiciones no eran las que se habían pactado, no tienen las redes de apoyo ni la confianza para denunciar”, aseguró a la Agencia Anadolu la directora del organismo, Macarena Rodríguez.
Restricciones como no poder cambiar el estatus migratorio de turista a residente temporal si se encuentra una opción de trabajo, o tener que salir de Chile y realizar los trámites de visas consulares desde los países de origen han hecho que se reduzcan las solicitudes de asilo pasando de 5.727 en el año 2018 a 352 en 2019, según el Departamento de extranjería y migración de Chile.
Esto no significa que estén ingresando menos refugiados al país, solo que, quienes lo hacen, están empleando senderos más peligrosos tratando de escapar de autoridades migratorias para terminar cayendo en las redes de los traficantes.