La medicina tradicional con la que los pueblos indígenas de Colombia hacen frente al COVID-19
Las comunidades indígenas tienen conformado un esquema de cuatro fases, que incluye plantas nativas y medicamentos convencionales, para atender a sus enfermos con coronavirus.
Según el más reciente boletín del Sistema de Monitoreo Territorial (SMT) de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), el coronavirus (COVID-19) deja hasta el momento 14 fallecidos y 517 casos confirmados en 25 pueblos indígenas de todo el país.
Sin embargo, las comunidades nativas colombianas están haciéndole frente a la pandemia y frenando su avance con sus métodos tradicionales.
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Yidid Ramos, indígena kankuama de la Sierra Nevada de Santa Marta, tiene a su cargo el componente de medicina tradicional intercultural de la ONIC. Ella recibe todas las recomendaciones, consejos y conocimiento de las mayoras (médicos tradicionales) del país, para difundirlo en las comunidades indígenas y así combatir la enfermedad, que deja en Colombia 25.366 contagios y 822 fallecidos.
“La salud de nosotros es integral”, le dice Yidid Ramos a la Agencia Anadolu, al dar a conocer algunas de las medidas que están llevando a cabo los pueblos nativos de Colombia para evitar y tratar el virus.
La primera acción es el control territorial: se controla el ingreso y la salida de cada persona. Solo entran o salen de las comunidades aquellas personas que realmente lo tengan que hacer.
Segundo, agrega Yidid, “hay un conocimiento ancestral donde comienza todo”: “Primero se hace una armonización espiritual y pagamentos a los sitios sagrados en todas las comunidades indígenas a lo largo y ancho del país, donde se le pide permiso a la Madre Tierra para manejar el virus y para que llegue la sanación", indica.
Hay un tercer frente que tiene que ver con uso de plantas propias y de autonomía y soberanía alimentaria cuando se genera un “desequilibrio” en el cuerpo.
“Las plantas amargas se usan para hacer los rituales, o las plantas dulces para baños y armonizaciones", explica Ramos.
Y hay un cuarto frente relacionado con tratamientos de la medicinal tradicional, “que se conjuga con el intercultural”. Ramos detalla en este punto que hay un tipo de plantas y medicamentos específicos para cada estadio de la enfermedad.
Por ejemplo, cuando las personas no tienen el virus o son asintomáticas, además de las recomendaciones generales, pueden tomar un té o infusiones de una planta conocida como primavera. O cuando se presentan síntomas leves, se hacen vaporizaciones con eucalipto, hoja de naranjo, limonaria o jengibre en agua panela caliente, que “ayuda a fortalecer el sistema inmunológico”.
Luego, ante una “simple gripa o infección respiratoria aguda” se utilizan antibióticos naturales como el ajo, la cebolla, el eucalipto, el orégano, romero, ortiga, equinácea, limón, propóleo o vinagre de manzana.
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Después, cuando las personas empiezan a sentir síntomas del virus, como dificultad respiratoria o dolor de garganta, empieza un tratamiento en el que “se tienen que hacer gárgaras de bicarbonato con limón o limón con ajo, molido en agua, y vaporizaciones con cordoncillo o matico, yerbamala, manzanilla, yerbaluisa, eucalipto” y medicamentos como aspirinetas y naproxeno.
“Aquí la medida que se toma es el aislamiento preventivo en casa, pero como en nuestras comunidades no hay cuartos separados, sí se debe disponer en una maloka o un sitio apartado y que otra persona le pase los alimentos”, explica.
Finalmente, cuando hay síntomas graves, desde la medicina propia se estableció que las personas deben “entrar en pagamentos, desde la parte espiritual y hacer rituales”. Esta situación “se pone en conocimiento de los mayores sabedores y de los padres espirituales para que orienten e indiquen cómo se va a hacer la armonización”.
Y junto con lo anterior, se hacen licuados verdes y rojos que “fortalecerán el sistema inmunológico y vaporizaciones con tabaco (porque es medicinal), yerbaluisa, aspirinitas y naproxeno y un jarabe de berro”.
En resumen, hay plantas para diferentes cosas, “pero a medida que se van intensificando los síntomas, las plantas se van reforzando”.
Comunidades a la vanguardia de la tecnología
Aprovechando las facilidades de la tecnología y las comunicaciones, las comunidades indígenas también difunden sus saberes medicinales a través de redes sociales como Facebook o WhatsApp.
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Así lo hace Betty Sousa, auxiliar en Salud Pública perteneciente a la etnia Tikuna Yoi del departamento del Amazonas.
Alternando su traje típico y el de trabajadora de salud, Sousa explica las bondades del tabaco de la selva, una planta antiséptica, y de la yerbaluisa o hierbaluisa, que tiene una función anti-inflamatoria y relajante.
“Para las vaporizaciones, se hierven tres litros de agua, se ponen las plantas en el agua caliente, se deja tres minutos, se echa Vick Vaporub en el agua, se cubre al paciente de pieza a cabeza con una manta, y se queda allí por 20 minutos”, dice en uno de sus videos.
Y agrega que cuando los pacientes tienen mucho dolor en el pecho, espalda y cabeza, se les va a administrar tres aspirinetas y dos naproxenos para ayudar a disminuir el dolor. O para el dolor de la garganta, recomienda “coger un limón y un diente de ajo, se machuca, se tibia y se pone una pizca de sal, para hacer gárgaras dos o tres veces al día… eso para limpiar la garganta”.
“Esta es la forma con la que estamos tratando a nuestros pacientes y el resultado ha sido óptimo, y en tres días nuestro paciente deja de sentir los síntomas y empieza a recuperar su cuerpo”, dice Betty.
Esta mayora del Amazonas le contó a la Agencia Anadolu que hasta ahora ha atendido más de 20 pacientes positivos para COVID-19, y entre estos seis en estado crítico.
“Los familiares habían llamado a la ambulancia y nunca llegó a recogerlos. Pero afortunadamente llegué e hice el tratamiento y en tres días superaron la crisis y están muy bien”, manifestó.
En un audio de WhatsApp, la mayora Yahaira del pueblo Mokaná, en el Atlántico, aconseja utilizar una planta conocida como berro, que “da oxígeno a la sangre y al cerebro, desinflama los pulmones”.
“(…) es muy bueno ya que se usa para curar para el Alzheimer, la tuberculosis, asma y neumonía. Es un purificador y es bueno para subir defensas”, señala.
Esta mujer explica paso a paso cómo hacer el jarabe de berro, al que le pone también agua y cuatro cucharadas soperas de azúcar morena para endulzar.
“Previene que se hagan obstrucciones en la sangre, porque aumenta el fluido sanguíneo. Desinflama y limpia los pulmones. Esto se les daba a las personas que sufrían de tuberculosis en el hospital del Niño Jesús, yo lo he comprobado en casos de asma porque se lo he recomendado a muchas personas y el Alzheimer y les ha servido”, afirma.
Otra recomendación es la de Mery Fasabi, una profesora del Pueblo shipibo-konibo (Amazonas) y voluntaria del denominado ‘Comando Matico (o cordoncillo)’.
Según la profesora, esta planta que se puede conseguir en cualquier lugar, se mezcla con limón, diez hojas de mucura o anamú (utilizada por las tribus amazónicas para aliviar enfermedades del sistema respiratorio, dolores de cabeza o articulaciones), diez de ajo sacha, diez de eucalipto, un puñado de hierbaluisa y manzanilla, dos dientes de ajo, un pedazo de jengibre, o kion, como lo conocen muchas comunidades, y se hacen vaporizaciones y té.
Sin embargo, a pesar de sus conocimientos ancestrales, las comunidades indígenas no han estado exentas del nuevo brote de coronavirus, dada su facilidad de transmisión y otros factores externos.